martes, 7 de septiembre de 2010

¡Maferefun Yemayá!

Patakí de Yemayá

Todos nos quedamos embelesados ante la presencia del mar. A pesar de ser temible y peligroso también es bondadoso, dado que es fuente y sustento de vida. El agua hace venas en la tierra y se expande generando vida por donde pasa. Yemayá, dueña y señora del agua y reina del mar, fuente esencial de vida. Oricha mayor, principio materno Universal. Considerada como madre de todos los Orichas. También se le conoce como Olokum, Yembó y Yemmú. Olokun u Olocun es el fundamento de Yemayá, el más grande de sus caminos, es el Oricha de la procreación. A Yemayá Iyá Moayé, madre del mundo, se le atribuye la creación de Ilé Ifé, ciudad sagrada de los Yoruba. Sus fiestas duran varios días. Los cantos entonados y las danzas en su honor son los más hermosos del Panteón Yoruba. Se dice que el santo nació del mar. La tierra que conocemos se transportó sobre un caracol y también el caracol informó a las criaturas sobre las tareas que debían realizar.

Existen en África figuras talladas en madera que la representan como a una hermosa mujer embarazada, llena de vida con senos muy grandes. Esta imagen además simboliza la fecundidad que le permitió ser la madre de los Orichas. También se le representa rodeada de sus hijos.

Yemayá es una mujer bella de mediana estatura, negra como el carbón, con el cabello completamente rizado. Madre admirable, Valente, imponente, bruja temible, pero amorosa, humana y complaciente. Atenta y obsequiosa. Es justa como Obatalá. Reina soberana de un buen gobierno matriarcal.

Es comprensiva, inteligente y amorosa con sus hijos, y es también una abuela consentidora de los que le deja Ochún a su cuidado, los Ibeyis, hijos de Changó y Ochún y Oché Adeu, hijo de Ochún y Orula.



Los patakíes en torno a Yemayá son muy numerosos. Era la esposa de Obatalá u Obdúa. En otros avatares aparece como mujer de Babalú Ayé, Agayú, Orula, y Oggún. En este último, como guerrera es terrible e imaginativa. Buena hechicera, vidente e iluminada. Indomable y rencorosa pero con un miedo terrible a los perros (guardianes del mundo oscuro, subterráneo e infernal). Como buen guerrera maneja el machete igual Oggún. Acostumbra Yemayá usar siete sallas y nadie sabe lo que esconde bajo éstas. Es tan aguerrida que es capaz de pelear como hombre al lado de Oggún Areré o Aladá.

Yemayá se entretiene cazando, pescando y jugando. Maneja el machete con gran destreza. Posee una personalidad indoblegable y sagaz. Sus castigos son inflexibles y severos, y su cólera terrible, como la del mar enfurecido.

A pesar de su severidad es justiciera. Quien la tenga asentada, antes de pronunciar su nombre, debe tocar la tierra como saludo con la yema de los dedos y besar en ellos la huella del polvo.

Yemayá es un ejemplo de amor filial, vive en el agua sobre todo en la del mar. Quiere entrañablemente a Ochún y una vez hasta le salvó la vida. Es la madre del mundo y por ello es una de las más grandes deidades del panteón Yoruba. De ella nacen todas las cosas de la tierra, nace la vida.

Es la Oricha de la creatividad y de la naturaleza. Del mar nacen los caracoles y es por esto que dentro de la religión está junto con sus hijos los verdaderos caracoleros.

Yemayá es una Oricha de mucho fundamento pues en ella nace la naturaleza y la humanidad. Es bondadosa y noble con sus hijos, a quienes tiene gran paciencia. Pero cuando se enoja no la calma nada, cuando esto sucede provoca calamidades a la persona que la ofende.

Yemayá es Reina Ocumí, soberana absoluta de esta religión y cuando habla es como si lo hiciese Obatalá. Su signo, representado por el Sol y la Luna es símbolo de vida en el planeta. La fuerza del sol y el amor, el descanso y la regeneración que representa la Luna, conocida también como Ochú (Naná Burukú).

Los patakíes acerca de cómo nación la vida sobre la tierra abundan, pero en todos ellos es Yemayá la protagonista, la madre primera.




Caminos de Yemayá

Yemayá Yemmú o Yembó, considerada en la Religión Yoruba como madre de todos los Orichas. Es poderosa, sabia elocuente y considerada. Su collar se confecciona con 21 cuentas azules y un caracol entre dos cuentas de cristal.

Yemayá Akuara. Vive en el agua dulce y salada. Es bailadora, alegre y correcta. No prepara maleficios, sólo se ocupa de cuidar a los enfermos y desamparados. Se aloja en la desembocadura de los ríos al mar. Es la que salvó la vida de Ochún y la protegió hasta su madurez. Es la de dos aguas.

Yemayá Okuté u Okutí. Mora en los arrecifes de la costa, o en la selva solitaria y parajes desolados. Pero se la encuentra también en el río, en el mar, en la laguna o en el monte.

Yemayá Achabá. Es muy sabia y comedida. Su palabra se acata en todo momento, aún en Ifá. Es la ayudante de Olofi.

Yemayá Awoyó. Cuando es necesario guerrear suele vestir siete sallas para combatir por sus hijos.

Yemayá Okotó. Su morada es el mar profundo, cerca de la costa. Donde hay conchas, corales y arrecifes.

Yemayá Lokún Nipá. Diosa recia, imponente, dueña de la fuerza y del poderío del mar. Con gran vitalidad maneja las mareas altas.

Yemayá Konlá. Dueña de la espuma del mar, se pasea en la resaca enredada en un manto de limo de mar navegante, inquieta mora en las hélices y quillas de los barcos.

Yemayá Asesú. Mensajera de Olokún es la que purifica las aguas sucias y turbias en los ríos contaminados, caños de cloacas y letrinas.

Yemayá Alara Magwa Onoboyé. Se luce en los güemileres (fiestas) por su gran porte, elegancia y por la riqueza y ostentación que despliega con el propósito de recibir elogios y ofrendas.

Yemayá Mayalewo. Vive en el bosque cerca de un manantial alrededor de la marisma. Es fecunda y eterna. Es bruja y tiene relaciones estrechas con Oggún.

Yemayá Owoyó Aguegué Owoyó Olodé. Es esta una excelente y valiosa representación de la increíble creatividad de Olofi que refulge con más fuerza cuando brilla la luna llena.

Yemayá Ye Ile Ye Lodó. Es una madre admirable pero espera mucho de sus hijos. Cuando la visitan y es su fiesta sólo acepta carnero.

Yemayá Ayabá Ti Gbé Ibú Omí. Majestad del fondo del mar, madre del Rey Changó.

Yemayá Owó Samá. Dulce, delicada y suave madre, dueña del agua que flota en las nubes y también del rocío de la mañana, dueña también de los cascos polares y de las aguas submarinas.

Yemayá Atará Magbá Anibodé Iyá. Alegre. Dueña y señora del agua que corre en las cascadas y en los parajes y montes solitarios.

Yemayá Yalodé Yalodé. Habita en el fondo del mar con su séquito de sirenas y tritones. Soberana universal. Sin ella, el planeta moriría.




La Virgen de Regla

La sincretización de Yemayá con la Virgen de Regla resultó natural: La Virgen es la madre de Dios, hay que cruzar el mar para venerarla y reside en su orilla; Yemayá es la poderosa madre de todos los Orichas, la misericordiosa reina del mar.

La advocación de la Virgen de Regla como Yemayá comienza en África. En fecha lejana como 1660 se erigió en el caserío de Regla, en terrenos del ingenio Guicamar, un bohío que cobijaba una imagen de la Virgen, de la regla de San Agustín.




Oración a la Virgen de Regla

Majestuosa, Omnipotente y Eterna Madre Universal. Poderoso principio, génesis de la vida toda. Dueña de los tesoros del mundo. Soberana en tus dominios del Mar. Por ti fuimos, somos y seremos. Tú que tienes el corazón siempre abierto al perdón y comprensión de tus hijos, tú que sirves de guía en el mar borrascoso de la vida, tú que la naturaleza concebiste. Ante ti Oh, Madre, vengo Humildemente, rendido(a) a tus pies. Recibe esta ofrenda que con amor hoy te entrego, Madre protectora, sabia y guerrera, te pido que me protejas y me guíes, ayudándome a llegar a puerto seguro. Amén.


*Información extraída del libro Santería Yoruba de Celia Blanco.






Más sobre Yemayá en los libros: Santería Yoruba de Celia Blanco y El Tarot de los Orishas de Zolrak y Durkon, entre otros.

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1 comentario:

MARIA GIULIA aLEMANNO sempre più LiberaMente dijo...

Buenos días, soy la autora de la primera imagen publicada en este artículo. Il título de la obra es "Yemayá Asesú", acrílico sobre lienzo, 180 x115 cm, y está protegida por el copyright. Pueden escribirlo por favor? Gracias.
Maria Giulia Alemanno