Inscripción grabada sobre el sepulcro de
San Pancracio:
"Por los méritos insignes y las singulares gracias del Bienaventurado Pancracio, el obispo Honorio, siervo del Señor, para bien del pueblo de Dios, ordenó derribar el viejo edificio que amenazaba ruina y no contenía los restos del santo, debido al descuido de los antiguos; mandó construir de nueva planta otra iglesia y, dentro del altar adornado con mármoles preciosos, colocó las reliquias que antes estaban en la pared exterior del edificio".
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