Hoy, día 22 de julio, se celebra la festividad de María Magdalena, considerada santa por la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana. El nombre de María Magdalena no deja indiferente a muchos. A través de la historia se le ha identificado, sin evidencias textuales de ningún tipo, con otros personajes de la época. De ser considerada como prostituta, ha pasado a ser la mujer que Jesús liberó de siete demonios, a ser su discípula amada, incluso esposa del mismo, entre otras.
Entre todos los misterios que quedan por revelarse o conocerse sabemos que María Magdalena es mencionada en el Nuevo Testamento canónico y en varios Evangelios Apócrifos. En este último, es considerada como una discípula distinguida de Jesús. En la Biblia, actualmente aceptada por la Iglesia como la única reveladora del mensaje de Dios, María Magdalena aparece en varias escenas, sobretodo en la escena de la crucifixión de Jesús de acuerdo a los Evangelios de Marcos, Mateo y Juan. Fue la primera testigo de la resurrección (en compañía de otras mujeres) al llegar al sepulcro y encontrar la tumba vacía según cuentan los Cuatro Evangelios. Finalmente, es quien comunica la noticia a Pedro y a los demás apóstoles. Según el Evangelio de Juan, María Magdalena fue testigo de una aparición del Jesús resucitado.
El nombre de María Magdalena o María de Magdala hace referencia a su lugar de procedencia: Magdala, localidad situada en la costa occidental del lago de Tiberíades. Una ciudad industrializada, perteneciente a Galilea, donde probablemente se comercializaba el pescado seco; tenía mucha influencia Griega.
Para las corrientes gnósticas del cristianismo, María Magdalena es un personaje muy especial y de suma importancia. Existe un evangelio apócrifo, que data posiblemente del siglo II, del que han llegado hasta nuestros días sólo algunos fragmentos. El Evangelio de María Magdalena:
«Yo —dijo— vi al Señor en una visión y le dije: «Señor, hoy te he visto en una visión». Él respondió y me dijo: «Bienaventurada eres, pues no te has turbado al Verme, pues allí donde está el Intelecto, allí está el tesoro». Yo le dije: «Señor, ahora, el que ve la visión ¿la ve en alma o en espíritu?». El Salvador respondió y dijo: «No la ve ni en alma ni en espíritu, sino que es el Intelecto que se halla en medio de ellos el que ve la visión, y él es el que [...]».
La ascensión del alma
15 [...] a él, y la Concupiscencia dijo: «No te he visto bajar y ahora te veo subir. ¿Por qué mientes, si me perteneces?». El alma respondió diciendo: «Yo te he visto, pero tú no me has visto ni me has reconocido. Por la vestimenta, que era tuya, y no me reconociste». Una vez dicho esto, (el alma) se apartó con gran alegría y seguidamente cayó en manos de la tercera potestad, la llamada Ignorancia. Esta interrogó al alma diciendo: «¿A dónde vas? En maldad estás atenazada; puesto que estás dominada, no juzgues». El alma dijo: «¿Por qué me juzgas tú a mí, si yo no te he juzgado? Yo he sido dominada, pero no he dominado. No he sido reconocida, pero be sabido que el universo está siendo disuelto, tanto en las cosas terrenales 16 como en las cosas celestiales».
Una vez el alma hubo sobrepasado la tercera potestad, continuó ascendiendo y divisó la cuarta potestad, la de siete formas. La primera forma es la tiniebla; la segunda, la concupiscencia; la tercera, la ignorancia; la cuarta, la envidia de muerte; la quinta, el reino de la carne; la sexta, la loca inteligencia de la carne; la séptima, la sabiduría irascible. Estas son las siete potestades de la ira, las cuales preguntan al alma: «¿De dónde vienes, homicida? ¿A dónde vas, dueña del espacio?». El alma respondió diciendo: «Lo que me ata ha sido matado y lo que me atenaza ha sido aniquilado, y mi concupiscencia se ha disipado y mi ignorancia ha perecido. A un mundo he sido precipitada 17 desde un mundo, y a una imagen desde una imagen celestial. La ligadura del olvido dura un instante. En adelante alcanzaré el reposo del tiempo (kairós), del tiempo (chrónos), (el reposo) de la eternidad, en silencio»."
“Epílogo (María Magdalena reveladora de Jesús)
Después de decir todo esto, Mariam permaneció en silencio, dado que el Salvador había hablado con ella hasta aquí. Entonces, Andrés habló y dijo a los hermanos: «Decid lo que os parece acerca de lo que ha dicho. Yo, por mi parte, no creo que el Salvador haya dicho estas cosas. Estas doctrinas son bien extrañas». Pedro respondió hablando de los mismos temas y les interrogó acerca del Salvador: «¿Ha hablado con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de modo que todos debamos volvernos y escucharla? ¿Es que la ha preferido a nosotros. 18 Entonces Mariam se echó a llorar y dijo a Pedro: «Pedro, hermano mío, ¿qué piensas? ¿Supones acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí misma o que miento respecto al Salvador?
Entonces Leví habló y dijo a Pedro: «Pedro, siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Bien cierto es que el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros. Más bien, pues, avergoncémonos y revistámonos del hombre perfecto, partamos tal como nos lo ordenó y prediquemos el evangelio, sin establecer otro precepto ni otra ley fuera de lo que dijo el Salvador».
Luego que 19 [Leví hubo dicho estas palabras], se pusieron en camino para anunciar y predicar.”
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