Fidel Revilla es un santo. Y no lo decimos porque sea muy bueno, sino porque practica la santería.
Fidel es cubano y aprendió está religión en su país natal. Aunque ahora vive en España, no ha dejado de practicar sus rituales y oraciones. En Madrid, de hecho, se le contrata para que ejerza su profesión. El santero siempre actúa con la cabeza cubierta y reza para que no le afecten las malas energías.
Para demostrar cómo funciona este mundo, Fidel realiza un ritual de limpieza espiritual. Si, por ejemplo, alguien le ha echado mal de ojo a otra persona, esta ceremonia lo liberará.
En una sala pequeña hay un altar con siete recipientes, todos ellos llenos de agua. También hay símbolos religiosos, como un crucifijo. «Lo primero que hay que hacer es trazar un círculo con cascarilla», explica el santero. La cascarilla es un polvo blanco como la tiza, que Fidel esparce despacio por la habitación.El venezolano, José de Jesús, es el cliente que tiene mal de ojo.Se mete en el centro del círculo y, mientras, Fidel coge una cáscara de coco, se la pasa por encima de la cabeza a Jesús y reza un padrenuestro y un avemaría.
«A continuación, tenemos que retirar el mal de su cuerpo», dice el cubano. Y, sin soltar el coco, hace movimientos de arriba a abajo, y así expulsa el mal de ojo de José. «El mal de ojo está ahora en el coco, y se lo tenemos que ofrecer a la prenda», explica el santero. Ésta es una amalgama de palos, cuchillos, algún hacha y diversos objetos colocados sobre un recipiente que hay en el suelo. Allí, el coco con mal de ojo se quedará un tiempo.
Pero el ritual de limpieza no termina aquí. Fidel limpia con unas hojas empapadas en un líquido amargo el cuerpo de José.«Valen de cualquier tipo. Éstas son de ficus», dice. Acto seguido, las quema en el suelo. José debe cruzar la pequeña hoguera varias veces y rezar. Unos cuantos baños completarán la limpieza interior.
Y para terminar, un detalle: el mal de ojo, según cuenta Fidel, no tiene por qué ser producto de rituales ni hechizos. Basta con pensar mal, muy mal, en alguien, dirigir todo el odio interior hacia esa persona. Mejor tengan cuidado.
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